Las defensas bajas preocupan a todos. Cuando hablamos de defensas, nos referimos a ese instrumento de protección de nuestro cuerpo contra los patógenos externos.
No siempre, por desconocimiento, prestamos la debida atención a las señales que nos envía nuestro cuerpo o, simplemente, la debilidad de nuestro sistema inmunitario no se deja ver a simple vista.
Esto representa un problema, ya que nuestro organismo se vuelve más vulnerable a las infecciones, al ataque de los virus y bacterias, especialmente a través del sistema respiratorio. En estos casos, fortalecer el sistema inmunitario es la mejor barrera de protección para no exponer nuestro organismo a riesgos innecesarios y salvaguardar nuestro bienestar.
Las causas de los sistemas inmunitarios debilitados pueden ser diversas. En ocasiones se puede llegar a tener las defensas bajas debido a factores estrictamente ambientales, como el cambio de estación, el frío, la humedad o la excesiva exposición a los rayos del sol.
Pero también hay otros factores que afectan, como por ejemplo, su vinculación con otras patologías, como los problemas de tensión e, incluso, el uso incontrolado de antibióticos. El abuso del alcohol y una dieta poco equilibrada -demasiada rica en grasas saturadas, alimentos refinados y pobre en frutas y verduras- pueden ser la base de un debilitamiento del sistema inmunológico.
En tales casos, el principal objetivo debe ser proporcionar a nuestro organismo lo necesario para fortalecer el sistema inmunitario.
Los síntomas de las defensas bajas son varios: fatiga física y mental, sofocos, falta de claridad, así como otras manifestaciones sintomáticas como la pérdida de cabello e, incluso, la aparición de síntomas gripales.
Estos síntomas, además de constatar que algo no va bien en nuestro organismo, también pueden afectar a nuestra calidad de vida y mermar nuestras energías para afrontar las actividades diarias. La "VITAMINA C" es una vitamina hidrosoluble sensible al calor. Químicamente hablando, se trata de ácido L-ascórbico y sus sales, los ascorbatos (los más comunes, que son ascorbatos de sodio y de calcio). Es un cofactor enzimático implicado en diversas reacciones fisiológicas (hidroxilación). Es necesaria para la síntesis del colágeno y de los glóbulos rojos, y contribuye al buen funcionamiento del sistema inmunitario. Bajo su forma oxidada, atraviesa la barrera hemato-encefálica para acceder al cerebro y a varios órganos. Muy frágil en solución, se destruye al contacto con el aire, por la luz o el calor. Se trata de un antioxidante, molécula capaz de contrarrestar la acción nociva de oxidantes como los radicales libres. Con este fin, también se emplea la forma R- del ácido ascórbico, la cual, al contrario que la forma L-, no presenta actividad vitamínica.
Según varios terapeutas e investigadores que hacen uso de dosis farmacológicas de ascorbato, si esta molécula es administrada bajo una forma adecuada, por medio de técnicas apropiadas, en dosis suficientemente frecuentes, en conjunción con ciertos agentes y durante un período suficiente, puede prevenir y, a menudo, curar, un gran número de enfermedades, corrientes o raras, mortales o no, particularmente la gripe.
(Fuente: https://www.acidoascorbico.com/vitamina_c)
VITAMINA A (como beta caroteno,extracto oleoso de zanahoria)
LICOPENO (principal carotenoide encontrado en el tomate)
LUTEíNA (extracto de flor de caléndula)
PHYTOENE (flavonoide de la zanahoria)
PHYTOFLUENE (flavonoide de la zanahoria)
ZEAXANTHIN (extracto de flor de caléndula)
LECHE DE SOYA