La menopausia es un proceso fisiológico normal en la vida de la mujer que implica la desaparición definitiva de la menstruación durante 12 meses consecutivos y sin una enfermedad que la provoque.
Suele producirse en torno a los 45-50 años de edad, aunque los antecedentes familiares y hereditarios son factores que influyen en el inicio de una etapa de la vida que se conoce como climaterio.
La menopausia no sucede de un día para otro. Consiste en una paulatina disminución de la función ovárica y de los niveles de estrógenos. Esta transición, conocida como climaterio, suele darse en tres fases: premenopausia, menopausia y postmenopausia. Se estima que hasta el 75% de las mujeres en torno a los 45-50 años de edad experimentan uno o más de los síntomas de carácter agudo asociados a los cambios hormonales experimentados durante esta etapa. La mayoría de ellos perdura sólo durante un tiempo, como es el caso de los sofocos o la sudoración nocturna.
Aunque no suponen una amenaza para la salud, pueden resultar molestos y, en algunos casos, afectar enormemente a la calidad de vida, limitando la actividad normal del día a día.
La aparición de esos síntomas puede tener lugar en tres etapas: A corto plazo: fragilidad emocional, sudoración, sofocos, irritabilidad, palpitaciones, nerviosismo y tendencia a la obesidad. A medio plazo: cambios que afectan la musculatura, la piel y el aparato genitourinario. A largo plazo: osteoporosis y aumento del riesgo cardiovascular.
Los sofocos constituyen la manifestación clínica más característica de la menopausia y el principal motivo de consulta médica y farmacéutica de la mujer durante esta etapa. Comienzan en la premenopausia y desaparecen de forma gradual con los años sus síntomas tienen una duración de entre 5 meses y 6 años.
Estos sofocos aparecen como explosiones bruscas de calor (cara, cuello y tórax), seguidas de sudores, con posterior descenso de la temperatura corporal y aceleración transitoria la frecuencia cardiaca. Son más frecuentes por la noche, de forma que interrumpen el sueño, y pueden durar de 30 segundos a 2-4 minutos. Afectan a la calidad de vida de la mujer, repercutiendo en su entorno social, laboral y en su esfera afectiva.
Los cambios hormonales propios de la menopausia también conducen a un envejecimiento acelerado de la piel, debido a una pérdida de su grosor y a una reducción extrema del colágeno (puede disminuir hasta un 30%).
Se pierde firmeza y aparece flacidez -sobre todo en los contornos del rostro-, surgen más arrugas y más marcadas, y aparece sequedad intensa.
El JENGIBRE (Zingiber officinale) se ha utilizado para tratar los síntomas de sofocos y sudores nocturnos asociados con la menopausia. Es rico en vitaminas A, C, E, y B-complex, magnesio, fósforo, potasio, silicio, sodio, hierro, zinc, calcio y betacarotenos.
Tiene propiedades anti-inflamatorias y es un potente analgésico natural, por lo que puede ser utilizado para reducir el dolor menstrual.
(Fuente: https://www.euroresidentes.com/hogar/consejos-trucos-remedios/propiedades-y-beneficios-del-jengibre-para-la-salud)
FRAMBRUESO-TALLO (Rubus idaeus L.)
ALCACHOFERA-FLOR (Cynara scolymus, L.)
CARDO-PLANTA (Cynara cardunculus, L.)
ESCORZONERA-RAíZ (Scorzonera hispanica, L.)
POLIPODIO-PLANTA (Polypodium vulgare, L. 1753)