Las verrugas son infecciones de la piel o las mucosas producidas por el virus del papiloma humano (VPH). Se estima que existen más de 100 tipos de este virus y solo algunos de ellos se denominan de alto riesgo, por su capacidad de producir lesiones precancerosas o cáncer.
Es el caso del VPH subtipos 16 y 18, que se relacionan con el 70% de los cánceres de cuello de útero. En cambio, los tipos más comunes de VPH tienden a provocar verrugas en la piel, en el área genital o anal.
En la mayoría de los casos, estas verrugas son indoloras e inofensivas, aunque resultan antiestéticas, ya que una pequeña área de la capa más superficial de la piel -la epidermis- se engrosa, se eleva por encima de la piel que la rodea y se torna rugosa (hiperqueratosis).
Las verrugas se transmiten por contacto directo (de una persona a otra) o indirecto (con toallas u otros objetos que hayan sido utilizados por personas que tienen verrugas) y, sobre todo, pueden aparecer cuando existen en la piel o en las mucosas pequeñas roturas, que actúan de puerta de entrada a la epidermis.
Una vez que el virus ha penetrado y tras un periodo de incubación que puede oscilar entre uno y algunos meses, se suele producir la infección que puede dar lugar a la verruga.
Las infecciones son más frecuentes en personas con el sistema inmunitario débil o deprimido. Las verrugas de los genitales, en concreto, son muy contagiosas y pueden transmitirse de una persona a otra durante las relaciones sexuales, sean orales, vaginales o anales.
Normalmente, las verrugas suelen tener un tamaño pequeño, de entre unos pocos milímetros de diámetro a un centímetro, y son de colores variables, como marrón grisáceo (las más comunes), del mismo color que la piel o rosadas (en caso de verrugas planas).
Las personas afectadas pueden autocontagiarse a sí mismas al manipularlas o rascarlas y luego tocarse otras zonas de piel. En este caso, las verrugas aumentan de tamaño o se desarrollan otras nuevas.
Por lo general, no duelen, aunque puede suceder que, en ocasiones, sobre todo en el caso de las verrugas localizadas en las plantas de los pies resulten incómodas o molestas al llevar cierto calzado o caminar. En algunos casos, también pueden producir comezón. Según la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), las verrugas desaparecen por sí solas en seis meses en el 30% de los casos y, en el 40%, a los dos años. Pero también pueden no hacerlo nunca o provocar dolor, algún tipo de molestia, aumentar su tamaño o resultar antiestéticas, sobre todo si aparecen en el rostro.
La "CALéNDULA" (Calendula officinalis) es una hierba tradicional de la medicina natural para el tratamiento de las verrugas, encontrándose en el jugo de las hojas los principios activos eficaces para aplicar como tratamiento directo, aunque también la savia obtenida de sus raíces, brinda buenos resultados.
Se trata de un restaurador de la piel muy efectivo. Es desinflamante natural. Se la utiliza con frecuencia para combatir hongos y bacterias, de allí que se la considere un antiséptico muy poderoso
Es apreciada para usos sobre el acné (granos, espinillas, pústulas, barritos). Se emplea para las picaduras de insectos. También es frecuentada para las quemaduras y llagas bucales.
(Fuente: https://curasnaturalesparaeliminarverrugas.com/quitar-las-verrugas-aceite-de-hojas-de-calendula/)
EXTRACTOS VEGETALES DE:
MILENRAMA-PLANTA (Achilea millefolium, L. 1753)
GROSELLERO-HOJAS (Ribes rubrum, L.)
ESPLIEGO-FLOR (Lavandula latifolia Medik.)
ALCAHOFERA-FLOR (Cynara scolymus, L.)
GRASA MINERAL
ACEITE ESENCIAL DE ENCINA DE MAR(Fucus serratus L.)
ACEITE DE ROMERO (Rosmarinus officinalis L.)
ACEITE DE GERMEN DE TRIGO (Triticum aestivum L.)
PULPA DE SáBILA (Aloe barbadensis Mill.(1768)