La membrana sinovial se encuentra dentro de la cápsula articular que engloba la articulación, la unión de dos huesos que posibilita su movimiento, y produce un líquido que lubrica a los huesos y evita que, debido a su función, se erosionen. La inflamación de este órgano es lo que se conoce como sinovitis. La sinovitis es sinónimo de artritis y puede ser aguda o crónica, según su duración, o estar causada por traumatismos, infecciones (bacterias u hongos), depósitos de cristales o enfermedades autoinmunes como el lupus, la psoriasis o la artritis reumatoide.
La sinovitis o artritis se considera aguda cuando su duración es de menos de 6 meses y en estos casos puede durar sólo unos cuantos días o varias semanas. Las crónicas pueden no extenderse más de un año o bien permanecer a lo largo de toda la vida del paciente de forma continuada o intermitente.
Las sinovitis agudas ocasionadas por infecciones son cada vez menos frecuentes y pueden deberse a la brucelosis (fiebre de malta), una zoonosis ocasionada por una bacteria cuyo reservorio principal son vacas, ovejas, cabras y cerdos, o gérmenes que alcanzan la membrana sinovial a través de intervenciones quirúrgicas o fracturas abiertas. Los traumatismos constituyen la causa más común en las sinovitis transitorias y consisten en una inflamación de la membrana sinovial que produce más líquido en la bolsa articular. Los síntomas son la distensión y agrandamiento de la articulación por la acumulación de líquido sinovial que puede contener sangre debido al traumatismo y que origina dolor fuerte, gran rigidez e incapacidad para mover la articulación hasta que se resuelve.
Estas sinovitis suelen resolverse en menos de un mes o seis semanas con reposo y un tratamiento antiinflamatorio y a veces requieren de una artrocentesis, que supone pinchar en la articulación y sacar el líquido, lo que alivia el dolor de forma considerable.
Los traumatismos son también posibles desencadenantes de las sinovitis agudas que ocasionan los ataques de gota, causados por la acumulación de cristales de ácido úrico, y de pseudogota, en la que interviene la acumulación de cristales de calcio, más común esta última en mujeres y mayores.
El "CARTILAGO DE TIBURóN" se extrae del esqueleto de dicho animal. Es un antiinflamatoriono medicamentado muy potente, capaz de aliviar dolores de artritis y aumentar la movilidad al ser muy rico en calcio, colágeno y glicosaminoglicanos.
El Glicosaminoglicano Sulfato de Condroitina es un componente de la estructura del cartílago del organismo humano, tejido que recubre la superficie de los huesos y de las articulaciones, y contribuye a que sea elástico y resistente a la compresión.
Se usa para problemas articulares, dolencias de hombros, codos rodillas y es empleado por deportistas y personas con tendencia a padecer tendinitis. Además, es muy útil para personas mayores ya que ayuda a recomponer el deterioro de las articulaciones que aparece con la edad y en la artrosis.
Por otro lado, ayuda a todas las personas que padezcan dolores articulares por falta de condroitina o de glucosamina, o que se esté recuperando de alguna operación articular.
(Fuente: https://tiendaonline.lineaysalud.com/es/complementos-alimenticios/330-cartilago-de-tiburon-740-mg-8435041340877.html)