El hígado es el órgano más grande de nuestro organismo (aprox. 1.5 kg en un adulto) y uno de los más importantes, ya que es imprescindible para nuestra vida. Aunque es el órgano con mayor poder de auto-regeneración, hoy en día con nuestra mala alimentación y nuestros malos hábitos se lo ponemos muy difícil y es muy común sufrir trastornos hepáticos graves.
Hígado graso o esteatosis: es una enfermedad causada por la acumulación de grasa en el hígado. Aunque las causas reales aún no están bien determinadas, la obesidad, la diabetes, los radicales libres o el exceso de grasas, AZÚCARes o alcohol en la dieta suelen desencadenar esta enfermedad. No suele presentar síntomas y es un trastorno leve-moderado, pero si no se trata puede desembocar en cirrosis o incluso cáncer de hígado.
Los trastornos hepáticos generan "insuficiencia hepática", es decir mal funcionamiento del hígado, cuyos síntomas son: trastornos digestivos (diarrea, estreñimiento, vómitos, nauseas, falta de apetito, malnutrición...), hipertensión, hemorragias, rojeces en las extremidades, sangrado de nariz o encías, ascitis (acumulación de líquidos en el abdomen), descontrol en los niveles de AZÚCAR en sangre, lo que produce falta de energía, debilidad o diabetes, aumento de colesterol en la sangre.
Asimismo, dolor de cabeza, producido por la intoxicación de la sangre y los problemas de circulación, trastornos neuronales especialmente producidos por la acumulación toxinas en la sangre, como el amoníaco que debe ser filtrado y eliminado con la ayuda del hígado.
Este tipo de intoxicación se conoce como encefalopatía hepática, ictericia, es otro tipo de intoxicación, en este caso por bilirrubina que es una sustancia amarillenta que se libera como consecuencia de la degradación de los glóbulos rojos y que el hígado filtra y ayuda a eliminar, trastornos hormonales (ya que el hígado ayuda a equilibrar la cantidad de hormonas en sangre).
La disfunción del hígado tiene como consecuencia muchos efectos: El hígado ya no puede procesar adecuadamente la bilirrubina (producto de desecho formado a partir de la degradación de los glóbulos rojos envejecidos) por lo que no puede eliminarla del organismo. La bilirrubina entonces se acumula en la sangre y se deposita en la piel. El resultado es la ictericia.
El hígado ya no puede sintetizar la cantidad suficiente de proteínas que intervienen en la coagulación de la sangre. El resultado es la tendencia a la formación de hematomas y la tendencia al sangrado (coagulopatía).
La presión en las venas que transportan la sangre desde el intestino hasta el hígado suele ser anormalmente alta (lo que se denomina hipertensión portal).
Además, se pueden formar nuevas venas (llamadas colaterales) que desvían la sangre de manera que esta no pasa a través del hígado. A menudo se forman en el esófago y el estómago. Allí, las venas se dilatan y se retuercen. Estas venas, denominadas varices esofágicas (en el esófago) o varices gástricas (en el estómago), son frágiles y propensas a las hemorragias.
Los beneficios del "ACEITE DE HIEL DE TORO" ayudan en el funcionamiento del hígado. En la medicina popular también se recomienda usar este producto para reducir los trastornos que afectan el funcionamiento del hígado, como los problemas vesiculares, hepáticos, hepatitis, cirrosis, entre otros.
Al ser el hígado un órgano muy importante, debes consultar el uso de este producto con un profesional de la salud.
(Fuente: https://alimentoscon.com/hiel-toro/)
ACEITES DE:
FENOGRECO (Trigonella foenum-graecum L.),
CAYENE (Capsicum frutescens L.)
TAMARINDO MALABAR (Garcinia-gummi-gutta (L.) N. Robson)
GUGULóN (Commiphora mukul)
ENCINA DE MAR (Fucus serratus L.)
TREBóL ROJO (Trifollium pratense L.)
FRAMBRUESO-TALLO (Rubus idaeus L.)
ALCACHOFERA-FLOR (Cynara scolymus, L.)
CARDO-PLANTA (Cynara cardunculus, L.)
ESCORZONERA-RAíZ (Scorzonera hispanica, L.)
POLIPODIO-PLANTA (Polypodium vulgare, L. 1753)